PENSAMIENTO CIENTÍFICO
Hace
falta orientar la ciencia para que ‘enseñe
a pensar’. Si bien la educación científica busca enseñar a los estudiantes
a pensar sobre la realidad del mundo natural ya sea biológico, físico o químico
a través de su propio lenguaje (científico), puedo entender que mi tarea como
maestra es esa, pero salta a la luz la siguiente interrogante ¿Realmente los
alumnos querrán aprender ciencia? Porque este proceso tan complejo impacta, no
sólo en lo cognitivo sino también en sus relaciones interpersonales dentro del
núcleo familiar, en la escuela, en su comunidad y en la sociedad.
Soy
partidaria de la idea de que el ‘hacer’
ciencia no debe reducirse a la aplicación del método científico; la actividad
científica debe vivirse y disfrutarse sobre todo en el aula, debe partir de la
búsqueda y planteamiento de diversas estrategias que permitan dar respuesta a
los cuestionamientos que los alumnos se plantean de lo que sucede a su
alrededor para poder conocer el mundo, esto determinaría el realismo
científico, al lograr que los hechos de la realidad sean convertidos en hechos
científicos o viceversa. Este acercamiento a su realidad requerirá del
pensamiento científico –considerando los factores sociales y racionales- no
sólo para explicar y relacionar sino para transformar dicha realidad y generar
así el conocimiento científico.
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